miércoles, 12 de diciembre de 2012

Espejismo de la realidad...

Compraventa 

Autor: Antonio Muñoz Molina.

 

Qué rápido se degrada la antigua ilusión ilustrada, el sueño de la igualdad de los seres humanos ante la ley; un espejismo que en realidad sólo cobró algo de consistencia en una franja muy estrecha del mundo, en la esquina occidental de Europa, muy parcialmente en Estados Unidos, en Canadá, o en lugares tan insulares como Uruguay. En nuestro país su desmoronamiento es más visible porque ni siquiera se había terminado de construir. Basta tener dinero o influencia política para que las leyes no se le apliquen a uno. Así de simple. Probablemente ha sido así siempre, más o menos, sólo que ahora se ha decidido prescindir de cualquier disimulo. Recuerdo lo que me contaron unos profesores en la prisión del Soto del Real antes del verano: un condenado por corrupción que estaba preso les decía con una gran sonrisa: “Yo cuando gane el PP no voy a salir de inmediato. Pero voy a salir al cabo de dos meses”. Y al cabo de dos meses exactos salió con la sonrisa más ancha que nunca.
De las leyes, como de los impuestos, se escapa sin dificultad cualquier poderoso. En la Utopía futura de Eurovegas no regirá la Ley antitabaco, ni el derecho a la afiliación sindical, ni la prohibición razonable de que personas con antecedentes penales trabajen en casinos. Para litigar, en España, habrá que ir con el dinero por delante, y dentro de no mucho también habrá que pagar por la asistencia médica. Y el que no pueda que se joda. Ahora Strauss-Kahn nos ha permitido conocer el importe de la factura para eludir un juicio por violación: 4, 6 millones de euros, para ser exactos. Carlos Fuentes me contó una vez que lo habían invitado en Houston a una recepción en la que cada uno de los invitados llevaba en la solapa una de esas etiquetas que se ponen los participantes en los congresos, en la que sólo constaba su nombre de pila y el importe de su fortuna: Hi, My name is Jim and I am worth $5 million.  Habrá que ir preparando etiquetas semejantes para cuando vayamos al médico, o a reclamar algo, o simplemente cuando estemos dando un paseo, por si acaso nos para la policía.
Fuente:  http://antoniomuñozmolina.es/2012/12/compraventa/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=compraventa

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