EL MUNDO, jueves, 17 de Mayo, 2012
José Luis Gutiérrez
El Estado debería proteger a esa bendita muchachada del 15-M, válvula y aliviadero de las tensiones sociales, surgida tras el opúsculo de un impostor nonagenario y antisemita, el millonario galo Stéphane Hessel y el desvergonzado imperativo (¡Indignaos!) de su panfleto. Este pánfilo, con tan absurdo mandato, encauza muy justas reivindicaciones hacia un psicológico y semántico cul de sac, un anímico callejón sin salida, irracional, arrebatado y sin expectativas.
El imperativo “¡Indignaos!” es un psicológico “cul de sac”, irracional, arrebatado y sin expectativas.
En los sesenta, en cambio, los jóvenes de las izquierdas leíamos aMarcuse, a Althusser y sus aparatos ideológicos, a Marxobviamente, a Gramsci. O a otros indignados, más pragmáticos y resignados, como Ixca Cienfuegos (Carlos Fuentes, La región más transparente).
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